sábado, 12 de septiembre de 2009

11 de Septiembre de 1973: Mi experiencia

En los años 70, Chile iniciaba unos de los episodios mas politizados de su historia republicana, quizás por la época en que nuestra sociedad respondía a grandes cambios a nivel mundial. Se extendía una roja nube cubriendo gran parte del planeta, habían vientos de revolución en Latinoamérica y Chile no fue la excepción; sin embargo y afortunadamente no se produjo en forma violenta con millones de muertos como en otros países. El marxismo avanzaba a pasos agigantados.
En 1971 entramos a estudiar a la Universidad Técnica del Estado, de dependencia estatal, Universidad que posteriormente en conjunto con la Sede Temuco de la Universidad de Chile, diera nacimiento a la actual Universidad de la Frontera. Los primeros años fueron tranquilos como cualquier estudiante Universitario: una convivencia estudiantil normal, mucho estudio, mejores fiestas, muy aficionados al cine -sobre todo con los estrenos en la desaparecida Sala Bulnes- y en general muy agradable el ambiente. Sin embargo de improviso se empezó a sentir un aire enrarecido con cambios de actitud en muchos de los compañeros: reuniones secretas, miradas duras, discriminación en algunos aspectos académicos. En suma, el ambiente se tornó en algo que era hasta incomodo en muchos casos. Se inician los movimientos con las primeras “tomas de la universidad” producidas particularmente por el Centro de Alumnos que -generalmente- se encontraba en poder de alumnos con ideas de izquierda.

Las tomas crearon un ambiente mas contaminado, dado a los resultados que se producían cuando Carabineros desalojaba la “toma”, indudablemente con varios heridos, detenidos y compañero sumariados por la Rectoría de la UTE. Cada vez el entorno se hacia mas difícil por las recriminaciones que hacían los estudiantes de izquierda contra quienes no estaban con sus ideas y menos con sus estrategias de “reclamo” contra las autoridades universitarias. Hubo episodios muy violentos entre compañeros estudiantes. En asambleas generales en la 315 (sala de reuniones tercer piso) en ocasiones estos “jóvenes idealistas” actuaban con una prepotencia inusitada contra compañeras mujeres y docentes que se atrevían a opinar de la situación que vivía la universidad por esos días. Son muchos los recuerdos que se vienen a la memoria, hasta que se polarizó el quehacer universitario al extremo que la mitad de los alumnos se reunía en la 315 y el bando contrario en el patio del primer piso: la intransigencia e intolerancia en su máxima expresión.

Era el 11 de septiembre de 1973. Teníamos prueba de matemática a las 08:30 horas en Calle Prat, la que nos mantuvo ocupados hasta la 09:30. Entregamos las hojas de papel cuadriculado al profesor Morales y salimos a la calle donde nos quedamos un rato tomando el sol en el acceso principal a esperar la salida del resto de los compañeros. Cerca de la 10:00, sorpresivamente llegó una camioneta llena con militares armados, que rápidamente evacuaron el vehículo formando una línea frente a la fachada de la universidad. Ante nuestra sorpresa, el oficial a cargo disparó su fusil SIG al aire y gritó voz en cuello: “Ya señores se acabaron las clases…se cierra la universidad, todos a sus casas”. Ante nuestra incredibilidad el oficial disparó de nuevo y ordenó a sus soldados evacuar el recinto. Obviamente, abandonamos rápidamente el sector hacia la plaza Teodoro Smith al momento que observamos que se desplazaban una gran cantidad de vehículos con militares en distintas direcciones; se había iniciado el Gobierno Militar.

Pasaron los días y se pudo volver a clases. Tímidamente regresamos a las aulas, donde los comentarios eran diversos. Se hablaba que habían estudiantes que habrían sido detenidos el día 11 cuando llegaron los militares a cerrar la Universidad, que otros habrían sido mandados a fusilar por mandato de un Consejo de Guerra al ser acusados de “activistas políticos”, que otros habrían “arrancado” para argentina, realmente era infinita la cantidad de versiones de aquellos primeros días de un Gobierno de FFAA.

En la Universidad aparecieron “listas” de alumnos que dejaban de ser “alumnos regulares” por estar involucrados en “actividades marxistas”, según rezaba el documento firmado por la autoridad universitaria. En este punto quiero resaltar hechos verdaderos que no son muy conocidos por la opinión pública, al menos actualmente y menos por los jóvenes que no tuvieron la experiencia de vivir aquellos momentos, y que generalmente “repiten” una historia que alguien les contó, que no es lo mismo que haber sido protagonista.

Muchos fueron los estudiantes universitarios que se vieron involucrados en los hechos relatados, pero en un número no menor estaban otros que fueron “inculpados” de supuestos compromisos con el “marxismo universitario” sin haber tenido nada de responsabilidad o participación; sólo fue un descriterio, infamia y hasta maldad de parte de la Rectoría, directorio, docentes y alumnos que en reuniones secretas resolvieron confeccionar estas “listas negras” de alumnos, listas que además fueron enviadas a los Servicios de Inteligencia del Ejército. Sin embargo, al ser publicadas en los ficheros de los pasillos de la UTE, se decía que habían llegado del Regimiento las nominas.

El Rector de la época y los docentes que participaron en estos “tribunales universitarios” eran de reconocida tendencia democratacristiana y del Partido Nacional, de igual forma algunos alumnos participantes; personajes que indudablemente buscaban obtener algún sitial y beneplácito con las nuevas autoridades sin importarle a estos “seudos agentes” del Gobierno Militar las consecuencias que para algunos estudiantes “sapeados” con los militares pudieron haber tenido, incluso hasta fatales en algunos casos.

En lo personal, fui incluido en la “lista negra”, lo que me imposibilitó seguir estudiando, presentamos una apelación a la rectoría, pero sin éxito, por lo que se fue directamente al Regimiento Tucapel a hablar con el Capitán a cargo de Inteligencia, gracias a la intervención de familiares que en la época eran instructores del Ejército y a mi padre que era Sub Oficial de Carabineros. El Capitán Ubilla me expresó que “nosotros como Ejército, no hemos confeccionado ninguna lista de estudiantes, ya que no conocemos la actividad universitaria… las listas viene desde allá”, lo que confirma quienes hicieron esas listas.

Curiosamente, al interior de la Universidad estos personajes permanecieron por un tiempo prolongado con sus prácticas discriminatorias e hicieron uso de la autoridad para sus intereses partidistas y personales haciendo aspavientos de una supuesta representatividad del Gobierno Militar hasta su término. Claro está que todo el mundo los vio practicar “la vuelta de carnero” (la pirueta más recurrente en nuestro país), más impresionante del mundo al ganar la opción NO para el plebiscito del 89, siguiendo casi todos ellos en sus mismos cargos o similares como prominentes autoridades de la UFRO (ex UTE y U. de Chile), pero ahora representando a la Concertación.

¿Cómo les cambia la vida a algunos privilegiados verdad?. Luego no me cabe ninguna duda, que si esta elección presidencial la gana Sebastián Piñera, estos nefastos personajes estarán “por ahí” incrustados como siempre. Son como los “corchos”, flotan en cualquier agua.

Esta entrada fue escrita por José Espinoza Mellado el 11 Septiembre, 2009
http://www.eltemuquense.cl/2009/09/11/11-de-septiembre-de-1973-mi-experiencia

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